De mi viaje al Sur profundo

La autora es sicologa.Rside en Sto Dgo.
Por KATIUSKA SUAREZ DE VARELA
El pasado fin de semana estuve visitando nuestra hermosa región sur. Y aunque no es la primera vez que ando por estos lares, en esta ocasión siento fue especial.

¡Traigo hermosos recuerdos de gente cálida y amable! Contraste entre la aridez y sequía de la zona y una amabilidad y dignidad maravillosas.
Qué gente tan bella, cuánta limpieza en pueblos y carreteras, lo cual sorprendió gratamente a todos los que formábamos parte de esta gran aventura. También encontramos pobreza, sí, pero una pobreza digna. Vimos a aquella gente con ropas modestas pero decorosas… nada de niños desnudos en las calles, ni pidiendo. Casitas humildes hechas de retazos de madera y zinc, pero limpias como un pensamiento. Llegué enamorada y prendada de estos días por el sur profundo de mi hermoso e inagotable país…
Pude constatar que querer es poder, que por ser pobres no tenemos que ser sucios ni maleducados. Que no hay que ser letrado para ser amable y servicial.
Había magia en los parajes con aguas de manantiales como el balneario Las Marías y los Pozos de Romeo en Pedernales; en las aguas azufradas de las lagunas de Oviedo y Cabral; en nuestro maravilloso Lago Enriquillo, y qué decir de esas hermosas aguas color turquesa en el mar que baña Barahona y sus alrededores.
Nuestro destino final, Bahía de las Águilas: ¡la playa más hermosa y las aguas más cristalinas que mis ojos hayan podido contemplar!  Su belleza compensa por completo la lejanía en distancia de esa majestuosa playa, resarce por completo del sofocante calor.
Hasta aquí todo había sido espectacular, pero luego llegó mi tristeza y preocupación. Las personas que desde todas partes del país visitamos ese espléndido santuario lo estamos convirtiendo en un basurero, destruyendo esa maravillosa reserva, y a la vez, vulnerando, menoscabando, perjudicando, ofendiendo la belleza, limpieza y dignidad de los que allí viven con tanta dignidad y limpieza.
Traté de ubicar alguna autoridad que regulara el que los visitantes  tiraran basura por doquier, busqué a ver si habían tanques para colocar los desechos, pero todo fue en vano… No encontré ninguna de las dos cosas. Entonces, me pregunto: ¿solo es culpa de los ciudadanos mal educados hacer de lugares como Bahía de las Águilas un basurero? ¿Nos dan las facilidades necesarias para evitarlo?
Me encantaría hacer un llamado a las autoridades para regular esta penosa situación. Unos cuantos hombres en ropa fresca, cuyo trabajo sea exclusivamente mantener orden y limpieza, unos cuantos tanques para la basura, algunos letreros que indiquen no tirar basura, y un poquito de buena voluntad de parte de los visitantes, podrían hacer la gran diferencia.
Entre todos, con un poco de amor y buena voluntad, podemos lograr todo lo que deseamos y necesitamos para gozar de un país limpio, educado y digno. Por pequeño que parezca tu aporte, te invito a hacerlo.
¡Amemos y cuidemos lo que tenemos!
fuente:elmomento.net

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