ALGO MÁS DE LAS NAVIDADES BARAHONERAS DE ENTONCES.

Por Wilson Gómez Ramírez
Las fiestas navideñas no siempre han tenido la misma expresión, por razones disímiles han variado de una década a otra, y Barahona no constituye la excepción de esta regla.

Lo cierto es que la gente del municipio cabecera de la provincia preparaba con entusiasmo la celebración de estas fiestas, todo comenzaba en la segunda semana de noviembre con los nacimientos (belenes), y el principal era el de la iglesia parroquial Nuestra Sra. del Rosario. En otros casos eran los arbolitos, que, al igual que los nacimientos, disponían de resaltantes adornos matizados por luces multicolores y una alegre intermitencia.
La banda municipal de música, con los auspicios del Ayuntamiento Municipal, preparaba y ejecutaba una especie de alborada-aguinaldo que teñía de alegría los aires frescos de cada mañana invernal barahonera.
La programación de Radio Barahona, la única emisora que existía en aquellos años, estaba basada en tradicionales temas como “Noche buena ven”, “El martiniqueño” (de Luis Alberti) y “Jaleo pascual”, interpretados por Rafael Colón; “Cascabel”, “Llegó la navidad” y “Fiesta navideña”, de Félix del Rosario y los Magos del Ritmo. Cuando se iniciaba la temporada se abría con el primero (Cascabel), número musical que destaca la calidad del saxo del inolvidable maestro Félix.
“Yo traigo la salsa para tu lechón/y vengo contento negrita, ay! que sabrosón”, este tema, “Salsa pa’tu lechón”, de Johnny Ventura y su Combo Show”, irrumpió en la temporada navideña para así apretar aún más la cerrada competencia que existía entre estas dos agrupaciones populares. Otros de sus éxitos fueron “El vecino está borracho”, “Año nuevo otra vez” y “La ley seca” o “Zaida” (de Mundito Espinal y Johnny Ventura).
Los aguinaldos tradicionales del folklore de Puerto Rico se escuchaban profusamente y había una de esas canciones que arrancaba la dura reflexión: – “Hay quien tiene todo, todo lo que quiere/ y sus navidades siempre son alegres /hay otros muy pobres, que no tienen nada/ son los que prefieren que nunca llegara”.
Luego aparecieron otras estaciones de radio como Radio Sur y Radio Guarocuya, entonces ya estaban adueñándose del gran público el carismático y pimentoso Conjunto Quisqueya, integrado por músicos y cantantes predominantemente dominicanos, incluyendo al barahonero Javish Victoriá, así comienza a escucharse aún más la tradicional música puertorriqueña asumida por los dominicanos: “La rosa blanca”, “Bebo hoy, bebo mañana”, “La juma” y otros.
Los llamados aguinaldos, aquellos grupos de jóvenes que espontáneamente se integraban en base a la tambora y la güira, así como un coro de entusiastas voces y recorrían las calles de la ciudad hasta parar en un determinado punto donde se brindaba el “jengibre a lo barahonero” (con chocolate, canela, clavo dulce y malagueta).
La típica cena navideña barahonera consistía en carne de cerdo asado, ensalada rusa, telera, pasteles en hoja y pasteles de harina. En los campos barahoneros no faltaba el moro de guandul.
No faltaban los confites: “dulcitos” y “gomitas”, y la bebida predominante era: el vino de pasas “moscatel caballo blanco”, “anís confite”, de Pedro Justo Carrión y “ponche crema de oro”, de Isidro Bordas.
Todo estaba salpicado por la emisora que se podía captar, además de Radio Barahona, la estatal Radio Santo Domingo Televisión, con la introducción de “Aguinaldo navideño” (de Julio Alberto Hernández) y las voces de locutores de ambas estaciones que decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!
Con el tiempo, aparecían éxitos musicales populares que no hablaban de las navidades pero marcaban la temporada y la gente los asociaba, así por ejemplo el merengue “La soga” de Víctor Irizarry, “La Luz”, que hasta Marco Antonio Muñiz lo interpretó, “A mover la colita” de Wilfrido Vargas, y “Santo cachón”, de origen colombiano, entre otros.
La noche del 24 de diciembre discurría entre “pata de gallinas”, torpedos”, “busca pies”, las “manilla de cohetes”, velas romanas”, y, la muchachada de aquellos tiempos hacía sus propios inventos, así llegó el llamado “tirapó”, con una parte del grifo (pluma) y un clavo de zinc, en el orificio de la pieza del grifo se colocaba la pólvora del fosforo, se golpeaba de la pared con la cabeza del clavo producía una fuerte explosión.
El ambiente festivo se extendía al año nuevo y las felicitaciones con augurios de un mejor año, la quema del incienso y mirra que se compraba en las farmacias., y en medio de aquello la sirena del cuerpo de bomberos y el mensaje de año nuevo en el estilo inconfundible de José Cavallo hijo (don Pepe), quien no dejaba por nada del mundo las palabras y expresiones (pergeña, la inmensa Barahona, las montañas del Bahoruco, la tierra de María Montez y Casandra Damirón, etc.).
Todo concluía con el Día de Reyes y la fértil imaginación infantil que fijaba sus ojos en tres estrellas que se inclinaban hacia la tierra en el orden de Gaspar, Melchor y Baltazar. No faltaba la consolación de la Vieja Belén que ofrecía la quimera o la esperanza de que algo podía ocurrir favor del niño no visitado por los Reyes de Oriente. Así se apagaba una época mágica e intensa.
tomado del biranny

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